Harry Houdini (Budapest, Hungría; 24 de marzo de 1874–Detroit, Míchigan, Estados Unidos; 31 de octubre de 1926), de verdadero nombre Erik Weisz (cambiado después por Erich Weiss al emigrar a Estados Unidos), fue un ilusionista y escapista húngaro de origen judío. Era hijo de Mayer Samuel Weisz y Cecilia Steiner Weisz. Tenía cuatro hermanos (Theodore, Leopold, Nathan y William) y una hermana (Gladys).

Su familia judía emigró a Estados Unidos, donde se nacionalizaría poco después, cuando sólo tenía cuatro años. Vivieron en Appleton, Wisconsin y posteriormente se mudarían a Nueva York. El pequeño Erich no tuvo una infancia fácil, ni una educación formal y las dificultades eran algo habitual en la familia. Hay quien dice que a los 11 años trabajó como aprendiz de cerrajero y se sabe que pasó por algún circo como contorsionista, además de hacer de mensajero y hacer algún número en los espectáculos de extravagantes. Siempre tuvo un gran apego por su madre, algo que marcó su vida y que a veces llegaron a calificar en cierto modo de «enfermizo». Uno de sus cuatro hermanos, Hardeen, le ayudaría intermitentemente en sus primeras presentaciones de magia a los 15 años. Leyó y aprendió todo lo que pudo al respecto; de hecho el nombre artístico que tomó fue un homenaje al mítico Robert-Houdin, considerado el «padre de la magia moderna».

Aunque comenzó su carrera como mago chistoso haciendo juegos de cartas y otros efectos, pronto comenzó a considerar practicar el escapismo. En aquella época algunos espiritistas invocaban fantasmas mientras permanecían atados, para evitar sospechas de fraude. Houdini comprendió que se liberaban secretamente para manipular la escena con efectos mágicos, que aseguraban eran reales. Houdini decidió que tal vez «escaparse» podía ser un número en sí mismo.