Pienso que estás conmigo, más, te siento lejano;
quema el frío de tus manos en señal de castigo...
Percibo yo en tu piel una falsa ternura,
y me sabe a amargura cada beso de miel.

Me hieren tus rechazos, tus excusas, tus dudas
y esas palabras mudas que escucho si te abrazo…
Arrasa tu arrogancia con mi anhelo de amarte;
yo quiero acariciarte, tú deseas distancia.

Odio en vano buscarte pues, eres como el viento:
Me arrullas un momento para luego marcharte…
Es absurdo y me pesa mendigar tu cariño,
mientras juegas cual niño mi alma va y no regresa.

Tristes sobras de amor me ofreces cada día,
por eso en mi poesía sólo habita el dolor...
Hoy clamo tu piedad con versos miserables;
hoy te ruego que hables, que digas tu verdad.